El matrimonio y el
marketing consisten en esfuerzo. Muchas personas ponen más esfuerzo en su boda
del que ponen en su matrimonio. Algunos de mis amigos más cercanos que están a
punto de divorciarse, no están esforzándose (o no se esforzaron en el pasado)
para que su matrimonio tuviera éxito. Estamos saliendo de la era del marketing
1.0 donde el SEO, los anuncios en
banners y el email marketing funcionaban. Tenían la atención de los usuarios y
eran medibles. Era relativamente sencillo desarrollar, empujar y convertir a
los consumidores hasta cierto nivel. Era tan sencillo, que esas tácticas
claramente han alcanzado un punto de rendimiento decreciente. Los medios
sociales, por otra parte, trabajan de la forma opuesta. Las redes sociales son
muy humanas y necesitan mayor esfuerzo para mantener una conversación
significativa. El esfuerzo necesario, requiere comprender estas plataformas,
aprender cómo crear contenido nativo para ellos, desarrollar y nutrir las
relaciones con tus seguidores, y entonces convertirlos. Eso es difícil. Toma
tiempo y trabajo. Es algo en lo que
muchos marketeros no quieren meterse. Podemos ver que la analogía funciona: la
razón por la que los medios sociales no están funcionando cómo mucha gente
quiere es porque aún son relativamente nuevas, y muy pocas personas han pasado
al otro lado de la relación. Cuando un matrimonio puede ser verdaderamente
valioso: en tus 50s, 60s, 70s y 80s (no significa que no sea grandioso en tus
20s, 30s y 40s). En la parte final. Ya sea en tus relaciones o en tus negocios,
la próxima vez que las cosas no estén funcionando, pregúntate: “¿Es porque hay
algo intrínsecamente mal, o necesito poner más esfuerzo?”.
Fuente: LinkedIn.
Traducción y edición: Iris Ruíz
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